NARDA Y JUNIOR (CON UN POQUITO DE ANDREA)
Junior sigue en el hospital. El viernes pasado fue operado de un tumor benigno en la nariz y ahora se recupera lenta y satisfactoriamente. Mi primo, mi querido primo que llegó de Trujillo para liberarse de ese ‘peso’ que sentía al no estar completo, ya lleva tres días en el hospital y ahora está logrando lo que se propuso al venir a la capital: estar bien, tranquilo, sin nada que lo impida vivir como cualquier persona tocada por el de arriba, sin problema alguno, sin nada que lo impida amar desenfrenadamente a Andrea, su prometida. Él ama a Andrea por encima de todas las cosas. Recuerdo cuando vino hace un mes a Lima para sacar sus citas y poder curarse, como dormía conmigo, no había un minuto que lo pudiera ver sin el celular al lado, no podía, o también prendido de la computadora esperando a que se conectara, la extrañaba mucho y eso que no habían pasado ni dos días. Después de una semana, cuando le dieron la fecha de la operación (que era a dos semanas), mi tío me contó que al recibir la noticia dio un brinco de felicidad olvidándose por un momento de su nariz y que tenía que guardar reposo y empezó a gritar por todo el hospital “nos vamos hoy mismo, mamá”, (su excusa fue que como ya se acercaban las elecciones, tenía la obligación de acercarse a las urnas, pero yo sabía que esa no era la verdadera causa de su alegría desbordante, sino que abrazaría y besaría como nunca a su amada, a la mujer que lo tiene loquito). Y su mamá, mi tía Narda, siempre ahí, en todos los pasos que daba Junior, siempre, detrás, de apoyo, ella. Los dos hacen el mejor de los equipos: la fuerza, el amor, la verdad, la sensibilidad, los acompaña. Y ahora Junior, fuerte, corajudo, reposa y se recupera de la operación que duró casi siete horas de las cuatro pensadas, pero es así y lo bueno que ahora está bien, con el apoyo de su viejita que ya lleva dos noches al costado de él, velándolo y casi sin comer nada, corriendo a traer medicinas y más medicinas, dejando todo por su hijo como una madre ejemplar, como verdadera compañera, como verdadero escudo, como un verdadero amor.
VANE Y BRUNO (Y ALGO DE MI)
A Bruno no lo conozco. Sólo he hablado con él por el correo electrónico y el facebook. Bruno es amigo de Vane, una amiga que se acerca siempre a mejor amiga cuando sus consejos me regala, y a hermana mayor cuando esos consejos se quedan marcados en mí, ella lo sabe, tú lo sabes. Creo que Bruno no es amigo de Vane, sino algo más. Pareciera que están templados pero cuando les pregunto que si hay algo, siempre me responden que no, que sólo son amigos y me resigno una vez más. Bruno ha aceptado que quiere a Vane, que la quiere mucho, demasiado. Pero Vane sólo quiere de él una bonita amistad y no sé por qué. Él es un ‘tipaso’, así, ‘tipaso’, por eso no sé porqué no están, o, bueno, no sé porqué Vane no le dice “sí, Brunito, quiero estar contigo” y listo. Porque él siempre está ahí, con ella, por ella. Dije que Bruno es un ‘tipaso’ y aunque no lo conozca personalmente puedo afirmar de nuevo que lo es: confió en mí para unas cosas de Vane cuando se fue a Chosica o por ahí con sus padres a pasar la Navidad y el Año Nuevo, uno; dos, siempre está pendiente de ella y hasta sus amigos se dan cuenta y me lo confirman; tres y con esto no lo quiero ‘vender mal’, sólo que sus cualidades no las tiene cualquiera, sé que es un buen cristiano, sé que va a la iglesia todos los domingos y creo que también va con Vane porque ella también es cristiana y puedo afirmar que van a la iglesia juntos o que se encuentran allá, pero de que se ven casi todos los domingos, eso es más que seguro. En realidad si yo fuera mujer no lo pensaría dos veces. Un chico como Bruno es bien difícil de encontrar y ella lo tiene ahí, pero así es la vida y él lo sabe. Pues así es la vida de dura, ¿cómo es no? Él ahí, centrado, queriendo como loco y ella también, pero no como él la quiere. Igual él sabe que tiene a un amigo en mí, a alguien en quién confiar, porque personas como Bruno no te pagan mal, siento que él es bueno, porque personas como él deben existir muchas para que este mundo sea otro, hermanos, pacífico, amados, Vane, Bruno, yo.
Junior, mi primo, Bruno, mi amigo, fuertes ellos son. El primero, lucha para estar bien, para volver a ser parte de nosotros, para amar como antes; el segundo, diariamente le ruega al de arriba para que el amor que tiene dentro llegue a la persona con la sueña todas las noches, siempre con la frente en alto, siempre, con Cristo en cada uno de sus pasos. Ellos, hombres son.