Llega el hijo de estudiar y le dice a su papá: "papi, acabo de tener mi primera experiencia sexual". "¿En serio, hijo? Entonces cuéntame", le dice el padre, feliz, raro. El hijo, cruza las piernas y le dice: "Perdóname que no pueda papi porque aún me duele."
8:3O
Despierto tarde. Soy consciente que ya no llegaré
a la clase. Desde mi cama, sé que será un vía
crucis pararme, quitarme la ropa, bañarme y ponerme la misma ropa para ir a
estudiar. Sé que será una mierda poner los pies en el suelo, lo sé. Sé que será
una mierda cuando me digan, al finalizar el curso: Señor Velaochaga, usted ha
desaprobado el curso por pasar el límite de inasistencias. Son las nueve de la
mañana y mis clases empiezan a las nueve y diez. El frío ayuda. La colcha me
hace ojitos. Una raya más al tigre. Me tapo hasta la cara y sigo durmiendo.
10:15
Fue un vía
crucis, lo sabía. Y jodido, lo pasé y lleno de mierda, salí hacia la
universidad (que bien mierda es también). El paradero, vacío, ni un alma, sólo
yo, el tardón. El carro no pasa, a veces pienso que no quieren pasar porque
siempre es así, cada media hora pasa una puta Orión. De pronto, vi llegar la
21, yo estaba escuchando música y me percaté del carro casi al frente mío. Subí
a la volada, me senté al último, pegado a la ventana, como siempre. Yo
escuchaba música, desatento del mundo. De repente, volteo y una cara blanca
bien al corte con los pelitos parados y con rayitos caramelo me sorprende, a mi
costado. Es un tremendo cabrazo, pienso. Hace que se rasca la pierna y toca la
mía. Es un cabro de mierda, lo confirmo. Estaba leyendo un libro de Borges. Y
el hombrecito mete toda su cabezota al libro, primero, pensé que estaba cansado
del largo viaje, luego, me di cuenta que estaba leyendo mi libro y después, el
miedo reinó. No digo nada. No hago nada. Sigo escuchando música. Y de nuevo el
rasca-rasca de él y el miedo mío. Saldré violado, pienso. ¿La Paz?, grita el cobrador.
¡Baja, baja!, respondo. El señorito-ito me ve por la ventana, me hace adiós con
la mano. Era un tremendo cabrazo, pero algo tenía, algo, digo, en voz alta,
relajado, con una sonrisa amariconada. La Avenida Larco es mía. Las miradas están
conmigo y al carajo, siempre pasa eso. Los itos
de Larco me siguen con la mirada y al carajo, siempre pasa eso.