Bajo la cabeza
hasta el fondo de mi alma,
de donde gritan los fantasmas del pasado
el sí o el no guardado.
El beso que no fue robado
y ese abrazo a ojos cerrados,
qué importan si hoy tampoco se nada de la vida,
si no encuentro por la tarde la ventana abierta al sol;
si en la mañana mis ojos se cierran al propio amanecer,
se cierran al dolor , a las lagrimas y al amor.
Nada vale en este mundo:
el amor , el odio y la esperanza llevan en las letras
la misma palabra.
Nada vale aquí más que tú mismo.
Deja de soñar con tu alma gemela,
nunca vas a encontrar alguien que piense de la misma manera,
no habrá nadie que te lleve hasta la luna
o te baje las estrellas.
Nunca existirá el poeta que saque de tu sangre los versos encarnados,
es mejor así creerlo.
No esperes que el tiempo cure tus heridas,
los espacios vacíos que hay ahí dentro no los llena nadie:
Vinieron contigo y contigo se irán,
Así como una flor tuerce los pétalos
delicados y frágiles,
tuerce tu esencia, el aroma,
y no pidas a tu Dios que alguien te rescate,
este abismo es eterno.
No sueñes con que algún día, al menos, tocarás el fondo,
Siempre habrá un lugar más abajo.
En tus instintos
y de la vida yo no sé nada,
en mis versos vivo encarnada
las palabras nacieron para ser mis aliadas
y en las letras cansadas amanecí.
No te pierdas en las explicaciones
aunque vivas sin razones,
ten fe sólo en ti mismo,
en que en tus manos y en esas líneas escritas
se encuentran tus caminos, tus pasos en la vida.
Busca en tu alma la parte clara
y al amargo de tus sueños encadénalos hacia el viento
donde alguna brisa suave los arrastre hacia el sur,
lejos del norte, del futuro, de tus ojos,
lejos de tu sonrisa y tu mirada.
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