martes, mayo 10, 2011

MI VIDA SERA OTRA


UNO
Siento que mi estómago va muriendo poco a poco, que mis pasos, cada uno de ellos, cada uno de los que doy al caminar, de poquito en poquito, van jodiendo más y más a mi pobre órgano que no sientes como antes o que siente todo lo que nunca había sentido, jamás.
DOS
Siento que mi cabeza ya no puede más, que uno de estos fríos días explotará y saldrá pura agua y pura mierda. Cuando despierto, veo la hora en el reloj azul, viejo, que está colgado en mi pared desde hace diecisiete años. Siempre me despierto a las seis con cincuenta, entonces descanso un poco más y vuelvo a despertarme a las siete con veinte por los martillazos que siento en mi cabeza y que son mis despertadores naturales y que gritan “¡arriba arriba!” cada, exactamente, dos putos minutos.
TRES
Siento que mis ojos, un día de estos, me dirán “¡chau, fue un gusto!” y se irán, mojados, rojos, esquizofrénicos. Todas las noches, bueno, las noches son el principal escenario para yo poder escribir algo o garabatear algo. Las noches, esas noches en donde la computadora y una buena música de fondo son lo mejor que me puede pasar. Esas noches en que me quedo pegado al monitor intentando pensar qué decir, qué escribir, así, ahí, mi ojos van muriendo y yo lo sé y yo sigo escribiendo, cojudo. Esas noches como esta, son el perfecto testigo de mis asesinatos a sangre fría, sabiendo que aunque a la cárcel nunca iré, de repente, un saltito por el hospital me podría dar, de emergencia, por huevón.
CUATRO
Quizás mi estómago no puedo resistir. Quizás mi cabeza de verdad, uno de estos fuertes días que se vienen, explotará y saldrá pura agua y pura mierda y un “¡gracias, por fin!”. Quizás mis ojos se suiciden, digan ya no más y solitos, una mañana, al despertar, ya se hayan ido y yo, ciego, enfermo, grite por toda la casa que no puedo ver, que no tengo ojos, calato, fuera de mí, con la sangre que de poco en poco voy llorando sin saber adónde voy, no siendo yo.
Escribo esto con un fuerte dolor de estómago. Pienso que es una gastritis que se aproxima. Pienso, también, que cuando se entere mi papá su puño lo tendré en mi boca o en mi nariz toda una semana. Sé que fui (soy) un huevón al no involucrarme en mi salud. Sé que esos pasos que ahora doy tienen que ser cuidadosos, estudiados, tranquilos. Sé que depende de esos pasos, esos, los que se vienen, mi vida será otra, otra.

martes, mayo 03, 2011

ENRIQUETA


Porque todos tenemos un gay dentro. Porque todos tenemos una chica escondida. Porque todos tenemos una fémina linda, cohibida, celosa, imposible de manejar. Porque somos así y así siempre seremos. Porque siempre hemos sido raros en algún momento, para causar risas, para simplemente ver qué pasaba o se te chispoteó y todo al huevo. Porque todos tenemos un gay dentro. Por eso, quiero escribir porque siento que el gay que escondido vive en mí ya no esta tan escondido que digamos.
Para comenzar, pensemos que al gay que llevamos dentro le tenemos que poner un nombre. ¿Cuál sería? ¿Qué nombre le pondría yo? Pues, fácil, siempre he soñado con un nombre de estirada y que suene a pendeja, pero más a rica, económica y físicamente: Enriqueta, ese sería perfecto, ¿y tú?
El gay que llevamos dentro muchas veces tiene que ser liberado de poco en poco para que no nos cague en una reunión multitudinaria o en una cita con una niña bonita o una rica niña (sepa diferenciarse). El gay que llevamos dentro quiere que el mundo sepa que él está ahí, pero la persona que lo esconde sabe que no es muy bueno o muy bonito estar liberando al raro personaje a cada rato, es mejor seguir llevándolo como oculto. Muchas veces la figura femenina sale a relucir más cuando estamos entre hombres y lo peor es que cuando pasa te das cuenta que no eres el único raro, entonces sólo sonríes o mueres a carcajadas y sigues como si nada hubiera pasado.
Existen muchos momentos cuando el personaje raro que vive en nosotros sale con todo y se caga en todos y nosotros quedamos mudos, fríos, y después una sonrisa arregla todo: 1) Cuando pasa un chico atractivo, hablamos o empezamos a pensar cosas raras, muy raras. 2) Cuando tu mejor amigo, después de una conversación extensa de desamor te dice que te quiere y que sin ti no sería nada igual y que tus consejos lo son todo, qué carajos. 3) Cuando te quedas durmiendo en casa de tu amigo de siempre y amaneces mirándolo, o mirándose. 4) Cuando te tomas fotos con tu amigo bonito porque con él siempre sales bonito, piensas y hasta algunas veces te atreves a decírselo. 5) Cuando terminas de ducharte y te quedas una hora viendo y tratando de elegir qué ponerte y no te decides por nada y cuando ya estás vestido te vas al baño a verte la cara dos horas más y te echas la crema para el cutis y te cortas los pelitos que se ven feo y te peinas con el peine que no duele y sufres cuando haces todo y te sigues viendo feo, la autoestima al piso y ya no eres el mismo. 6) Puedo seguir pero me cansaría y revelaría los secretos de mis amigos o los secretos del raro personaje que vive en cada uno de mis amigos y/o de mí o, carajos, lo diré, o mis secretos también, la mierda.
Porque el gay que tenemos dentro también quiere vivir, también quiere jugar, también quiere tener amigos. O, de repente, el gay que tenemos dentro, poco a poco, se desilusiona más y más de este mundo hipócrita y cruel y frío y machista y duro y… ¡puta madre! Enriqueta no me deja ni escribir tranquilo. Adiós hermosos. Un beso.