domingo, abril 28, 2013

MUCHACHO MALO

Que solo va a jugar contigo,
querido amigo...

Juan Solo
Querido corazón



He enclaustrado el corazón.

Lo he encerrado en una cajita de madera para que no sienta, para que no grite, para que no salga. Y lo que es más importante, para que no vea y para que no se alegre. La cajita de madera tiene suficiente espacio como para dejarlo bombear que es para lo único que quiero que me sirva. Que bombee toda la sangre que necesito. Si pasa otra cosa: Tranqui, aguanta tu coche, muchacho del demonio, relaja las venas y mete reversa.

Pero este muchacho, la mayoría de veces, se me hace el rebelde. Empieza a latir y me golpea el pecho de gato. Quiere salirse el pendejo, pienso, malhumorado. Quiere romper la débil cajita de madera. No lograrás tu cometido, le digo en voz bajita, y lo arrullo con una canción de cuna para que se relaje y cumpla a cabalidad su función fisiológica. Pero es terco. O no sé si le gusta verme enojado, enojadísimo, con el pelo chispeando.

Recuerdo cierta tarde cuando íbamos por la calle y La Negra pasó caminando y el saltaperico se me emocionó cuando la susodicha levantó la voz para llamarme (gritarme), desde la otra acera, que cómo estaba, que cómo me iba. Qué-chucha-está-pasando-por-la-puta-madre. La-Negra-me-habló. Bum bum. Bum bum. El muchacho se prendió y comenzó con la cantaleta de siempre y ni hablándole ni gritándole. ¿Pero por qué camina así, tremendo monumento? ¿Acaso, para que todos la miremos, para que todos babeemos, para que todos parezcamos una arrecha manada de lobos hambrientos que miran con plan comida a tan culona tan tetona tan mamacita y tan rica susodicha? Sure, sure, brother, le dije. Relaje, carajo, relaje las venas y escúcheme atentamente: No se me vaya muy de avance que esa negra es ya no ya. Mucho camión pa’ tan humilde y estrecho jirón, mi estimadísimo. En serio le digo, adú, por las huevas se me pone happy, por las puras huevas me hace el fiestón del año en mi pobre pechito de gato techero.

Loco, bruto, eso es lo que es. Ni hablándole de usted. Ni tratándolo como un perro. Ay, este muchachito loco que recién está empezando a salir a la calle. Ay, este pequeño saltarín. Ay, este loquillo enamorado. Ay, llamen a los bomberos que está que bota fuego. Ay, se me quema en pasiones. Ay, que me quema, que está que arde. Ay, qué caliente. Ay, qué hot. No entiende, no hace caso cuando uno le habla. Un testarudo. Eso es lo que es. Ay, qué hot.

Madrugada de abril, 2013.

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