“Vota a aquel que prometa menos. Será el
que menos te decepcione.”
(1870-1965)
Financiero y asesor presidencial estadounidense.
Acá en la capital
peruana estamos viviendo la fiebre por la revocatoria y el sí y el no y todas
esas vainas de la política cochina. Que dale por el SI, que Susana es la Lady
Vaga, que no hace nada, que sólo habla mal de Castañeda, que se joda, que se
largue. Que dale por el NO, que Lima no puede parar, que hay muchos proyectos
que tienen que seguir su rumbo, que las cosas van bien, que si no habla no es
que no esté haciendo nada, que no roba.
Susana María del Carmen Villarán de la Puente es la
alcaldesa de Lima. Tiene 63 años. Y es la primera mujer que ha sido elegida
alcaldesa de Lima Metropolitana, por medio de elecciones. Tiene algo que ver
con Kouri, Flores, Toledo y García, y también con el presidente Humala. Ah, y
cómo no con Castañeda, su antecesor en el sillón municipal. Es izquierdista,
activista y defensora con uñas y dientes de los Derechos Humanos. (Acepto que
todo esto lo saqué de Google. Yo hubiera puesto lo siguiente. “Nombre: Susanita
Villarán. Alias: Lady Vaga. Ola Ke Ase:
No sé. No habla. No opina. No hace ni mierda.” Rápido y simple, y entendible).
He conversado con varias
personas metidas en política y esos rollos, y que tienen relaciones amicales y
de labores con Villarán. Y digo, de verdad, que no me han convencido. Me han
parloteado y sacado al fresco cifras, juntando números al azar y yo sólo
asentía, mostraba mi rostro sorprendido y continuaba la charla con alguna pregunta interesante.
Pero, en realidad, carcajeaba por dentro. Eran tan exactos para mentir. Tan
creíbles. Eran tan estúpidas sus excusas para ayudar a alguien que sólo entró
al poder para fiscalizar a un tipejo que robó, trabajó y tampoco no habló. Por
eso, no defiendo a nadie. Ni a Castañeda. Ni a Villarán. Ni a los que vendrán,
seguramente. Lima merece un cambio drástico. Una bomba, quizás. Y debo
reconocer, que aún creo en Lourdes Flores Nano para este cargo. La eterna
candidata.
Decía que he hablado
con varias personas allegadas a la doña y me han dado unas extensas ponencias
de porqué votar por el NO a la Revocatoria. Muchos, la llamaban: NO a la
Rovocatoria. Y me río, me río, me río, me
ríoooooo… como la canción del Puma. Y seguro ellos pensarán ahora, leyendo
esta columna: En mi propia cara, ante mis
propios ojos, con un amigo del alma, se ve que no te importo, nada… Te has
burlado de mí… Y me sigo riendo. Perdónenme todos, señoras y señores.
Le he mentido a toda
esa gente. A todos aquellos que me hablaron bonito de Villarán. A aquellos que
pensando que diciéndome cifras y comparando los años de poder con otros
gobernantes, iba a cambiar mi opinión. Les metí. Actué perfectamente, ahora me
doy cuenta. Me creyeron hasta los gestos. Me dijeron que era inteligentísimo y
me invitaron a cenar a sus casas, y allí seguimos hablando de la corrupta
política peruana y un poco de literatura como para sentirme local.