Gracia Marrou.
Te extraño porque te volviste indispensable. Porque, de una manera
u otra, se me volvió una bonita costumbre escribirte y esperar tu respuesta
como el regalo pedido en la carta a Papa Noel. Regresar, muerto de cansancio
del trabajo, y sólo buscar conversar contigo, preguntarte qué tal te fue en el
día, jugar al importante yéndome sin avisar y solamente volver para sentir que
alguien me quiere cuando me dice te
fuiste, te extraño, no sé cómo puedes dejarme hablando sola.
Te extraño porque, quizás, te he comenzado a querer. Porque, de
repente, me he empezado a encariñar contigo tanto que me doy miedo, tanto que
tiemblo, tanto que bailo en puntitas. Sure,
sure, miss, porque yo no soy
de escribir y antes de publicar, enviar textos y preguntar si está bonito o
feo; yo publico y ya está, así de simple. Pero se me ha empezado a hacer importante
en grado sumo tu opinión, tu corrección, tu lisura y tu delicadeza de ser niña
pero no tonta. Y, creo, que por eso te quiero, porque eres niña pero no tonta,
ni sonsa ni gorda, sólo una chica freak que le jode sacar mala nota en la uni,
¡qué barbaridad, carambas! ¡Cómo puede ser!
Te extraño porque me falta algo, porque eres linda pero no te la
crees, porque utilizas las malas palabras en los momentos indicados. Por
eso, maldita sea, te estoy extrañando a rabiar. Porque nunca he sentido tantas
ganas de ir, cual cinéfilo empedernido, a la función de las 8 del Cine
Primavera, contigo. Porque nunca me ha gustado tanto zamparme una jarra de
leche fresca con Milo y sin azúcar (¿Sin azúcar?) después del ejercicio
matutino. Porque nunca se me había dado la idea de pronunciar tu apellido con
una devoción impresionante y repetirlo unas mil veces y odiarlo otras mil veces
más, por si acaso.
Y ahora se me hace un mundo no poder ni escribir un mensaje de
texto porque simplemente mi teléfono ya no es mío, porque nunca fue mío y su
dueño lo tiene de vuelta. Pero no me quita el sueño no tener teléfono, déjame
decirte. Me quita el sueño estar pensando qué puedo hacer para hacerte saber
que te ando extrañando mañana tarde y noche, y escribiéndote tarde y noche (más
noche y madrugada) que de costumbre. ¿Que me estoy haciendo el writer very important? Nada que ver, princcipessa, estoy totalmente
incomunicado y te extraño tanto que no me extraña que te haya escrito esto en
la soledad de mi covacha, en el frío de tu voz ausente, en lo triste que puede
llegar a ser extrañarte porque, déjame decirte, eres indispensable.
2 comentarios:
Tienes una manera de escribir muy interesante.
Saludos y ¡Feliz día del blogger! :)
Casi lloro...
¿por qué?
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