Observen
el desparpajo y la poca de verguenza. ¡Prendan la tele!
Es domingo y bajo este mentiroso sol infernal, veo la repetición
del estelar programa de Beto Ortiz ‘El Valor de la Verdad’ con tremendo
invitado Jean Paul Santa María, exesposo-mentenido-estúpido de la tatuada top model –en sus años mozos– Angie Jibaja.
Sé que todo es mentira, porque conozco la tele desde el interior.
Porque tengo familia que trabaja en la tele. Porque tengo amigos que trabajan
en la tele. Porque yo he estado en la tele y he trabajado en la tele. Así que
entiendo, por todos los santos, que ese programa ha sido tramado y preparado y
actuado y qué bien hecho quedó, porque lo veo y me la estoy creyendo, me lo
estoy imaginando, lo alucino a Santa María y digo, puta qué tremendo locaso es
este pendejo.
No conozco a Santa María, pero muchos dicen que es un tremendo
insoportable, inmaduro, berrinchudo, increíble, huevón, papanatas, soberbio,
malcriado, malnacido. Es una rata, dicen algunas mujeres. Es un
conchadesumadre, dicen otras mujeres. Ni siquiera es guapo, dicen algunas y
otras. Pero si la Angie es tremenda bandi… ya pe, causa; dicen otros.
No voy a crear un concepto (más) de Santa María ni de Jibaja ni
del estelar de Ortiz ni de los rostros de los padres de Santa María. No lo voy
a hacer porque me aburre y me aza y a la misma vez, hace enrollarme de risa
porque, como repito, conozco la tele desde dentro. Pues lo único que quiero es
crear una atmósfera turbia para que hablen de algo insignificante como lo es el
programa de Ortiz, pero, claro, acepto que me he despertado con todas las ganas
del mundo para ver el programa que no pude ver ayer, y lo estaba esperando hace
una semana… Pero, vamos, es insignificante escribo sobre algo insignificante y
me rajo las vestiduras y ay, no sé, soy inferior y me rajo las vestiduras.
(Entender el sarcasmo, señoras y señores).
Cabe recalcar que escribo este texto porque no sabía qué escribir,
y entiendo (quiero creerlo) que escribiendo sobre Santa María o el estelar de
Ortiz ‘El Valor de la Verdad’ (o sea, el titular, lo amarillo, lo cochino… O
sea, la tele peruana) puedo volver al ruedo, a este círculo mafioso de los
publicados. Porque repito: entender, mil por
favores, el sarcasmo, señoras
y señores.
(Y quizás, este texto viene en capítulos)
1 comentario:
hahahahaha aay fabri! hasta cuando no sabes de que escribir lo haces genial!
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