lunes, junio 06, 2011

DESDE EL FLASH Y ESAS GUEVADAS



Tal como se preveía y más o menos, teniendo las últimas encuestas en la mano, se especulaba, Ollanta Humala con el 51% (del conteo rápido) es, a estas horas de la noche, el virtual Presidente de la República.
Domingo. Cinco de junio. Cuatro de la tarde. Me despierto de una larga siesta y el flash no me deja abrir bien los ojos, no me repongo del todo cuando en la televisión se anuncia: Ollanta Humala, puntea y es virtual presidente, con 51.5% y Keiko Fujimori, relegada en el segundo lugar con 49.5%. Cierro los ojos, los vuelvo abrir, igual, Ollanta presidente. Me enjugo la frente.
Voy a la cocina y tomo un vaso con agua. Siento que me refresco, pero el trago amargo sigue ahí. En realidad no es que me muera porque el líder nacionalista sea nuestro presidente, pienso que está bien y no sé por qué, sólo que como voluble que soy, cambio de parecer cada cinco minutos y ahora pienso que el presidente no será Ollantita sino Chávez y que seremos una próxima Venezuela y que retrocederemos y que ya nos fuimos al carajo. Lo único que pido es que sea verdad todo lo que ha dicho y ha propuesto Humala, nada más. Ruego y ruego, Papa Lindo.
Quise descansar un poco más, sólo me había despertado para ver el flash y la supuesta victoria de Keiko (pensando que sea como sea iba a ganar por lo que se rumoreaba, pero me equivoqué). Hice zapping rápidamente por todos los canales y todos, absolutamente todos, ya habían empezado con los debates, los economistas locos números, los personajes publicitarios, los congresistas electos de unos y de otros, todo el show ya se había iniciado y yo me moría de sueño.
Me volví a despertar a las seis de la tarde y gracias a Dios había recuperado el equilibrio emocional después de esa corta segunda siesta. Recibo una llamada, es mi compañero de grupo del instituto y me pregunta que si ya había terminado el trabajo, le digo que no, que necesito que pase un poco más de tiempo, que necesito ver lo que pasa en adelante y que después haré el trabajo; lo siento tranquilo, me dice que confía en mí y cuelga el teléfono.
La noche avanza. Los relojes marcan las ocho. Ollanta no aparece para hablar y dar las buenas nuevas a sus simpatizantes. Yo me desespero. Recibo una nueva llamada de mi compañero, le miento que ya he comenzado el trabajo, lo vuelvo a sentir tranquilo y cuelga.
Magdalena Chu, jefa de la ONPE, inicia su conferencia de prensa y expone que al 78%, Humala está con un 50% y Fujimori con un 49%. Sí, claro, la Chinita está muy cerca, puede dar la vuelta, pero aguanta tu coche, esas actas son las de Lima y las urbes principales solamente, falta el norte, el sur, el centro y ahí, Humala es el rey.
Son las nueve. Nueve y media. ¡Vamos! Las diez. Diez y media y nada, ¿dónde está el nuevo presidente? Once y media y recién se aparece en la conferencia de prensa en el Hotel Bolívar donde leyó una hojita agradeciendo a quienes votaron por él, estuvo pasivo, tranquilo, no se trabó, pero se perdió en algunas partes, respiró hondo y siguió leyendo a viva voz, fuerte. Próximo destino: Plaza Dos de Mayo, repleta de nacionalistas desde las cinco. A esperar más, un poquito más.
Once y cuarenta y cinco de la noche. Ya casi me voy a dormir, pero cuando bostezo y decido finalmente irme a dormir y apagar el televisor y no hacer nada y todo al carajo, ocurrió lo inesperado o ocurrió lo esperado desde hace cuatro o cinco o seis horas. No lo puedo creer. Creo que si yo gano algo y tengo que salir a hablar y agradecer a quienes me apoyaron, pues salgo rápido porque estoy emocionado y porque quiero agradecer a todos y a también a todos los que no votaron por mí, eso se llama brindar confianza, porque es así la emoción; pero ¿después de tres horas y media? Vamos, igual salió ¿no?
Humala sale a hablar y dice lo mismo del debate y concluye gritando ¡Viva el Perú! ¡Viva Gana Perú! No se habrá demorado más de veinte minutos y termina su intervención en la plaza Dos de Mayo, saludando a las cámaras y levantando las manos junto a su amada Nadine, que pareciera decirle: “Ya. Cholo. No hables tanto que la vas a cagar.”
Hoy terminó todo, por el momento. Humala es nuestro presidente, Heredia nuestra primera dama, habrá oposición, seguro (espero que no) mañana y pasado y demás días, habrán revoltosos en la calle, marchas, insultos por las redes sociales, políticos que no saben perder, brindando entrevistas y ‘arrodillándose’ en programas de televisión y radio. Espero que no. Espero que mañana sea otro día. Que mañana sea seis de junio y si alguien me pregunta que qué pasó ayer, yo, con la sinceridad debida, poder responder: “pues nada compadrito, se eligió al próximo presidente y listo; pero dime, ¿cómo está tu hermana?”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si pues ahora queda esperar que cumpla todo lo que ha prometido.La gente que votó por el lo ha hecho esperanzada en todas sus promesas...como no las cumpla¡¡madre mia!!! y ojalá que Vargas Llosa se quede en España que allá está mas bonito y que Toledo ya deje de dar conferencias como si el fuera el presidente...Ayudanos Dios mío porque el Perú siga adelante en todo....Xenia.