jueves, junio 30, 2011

EL JUEGUITO DEL AMOR



Algunas veces pienso que nunca podré ser estable en algo. Cuando estoy con una chica, no sé qué pasa, me aburro y terminamos. Casi siempre es así. Sólo una vez duré un tiempo largo, un año y cinco meses, para mí eso es un record, mi record, después, mejor ni contar.

Anoche, como a las diez u once, me puse a escuchar un poco de salsa romántica, después llegaron las baladas y así, cada vez más trágico y corta venas. En ese instante pensé qué será de la vida de la chica del año con tantos meses, claro, sus amigas siempre me hacen saber que está bien y eso es casi todos los días, pero ahora esos amigos se habían ausentado por un buen tiempo y qué raro era todo esto, porque, uno de ellos, en su red social, noté que había escrito lo siguiente: ‘qué risa me das imbécil, ella queriéndote y tú, crees, jugando al pendejito’, u otro que decía: ‘Buchito, mi querido Buchito, ¡por qué serás tan pavo? Y después niegas todo, maricón’. Estaba totalmente seguro que se habían enterado de lo que pasaba con A.

Un momento, la chica del año y tantos meses, la nombraré como M, exacto, su nombre empieza con M, nunca lo olvido, nunca podría olvidarla. En ese tiempo que andábamos, su tez clara me volvía loco, era algo alta, de ojos caramelo que me engatusaban y cabello largo, lacio, siempre aromado. Vestía bien, y atraía las miradas en la calle cuando paseábamos.

De verdad, no es que haya empezado algo nuevo con A, eso no está decidido aún. No sé si quiera empezar algo con A porque L también me tiene estúpido. L es mayor, yo puedo ser hasta tu mamá, me dice, pero pienso que lo dice de loca, porque no quiere que pase nada. No la conozco personalmente, pero siempre nos escribimos. No sé exactamente cómo será, pero sé que me encanta por cómo escribe, cuando dice las cosas como son, cuando no se calla, cuando me dijo un día: soy una mujer fuerte, ningún hombre me va a mandar, nada de nada, yo me sé defender sola, después de eso siempre hablamos, todas las noches, desde las once hasta las dos de la mañana del día siguiente, no hay stop, todo fluye.

A me dijo una tarde de otoño: Creo que tú quieres hacerte el pendejo y hasta creo que lo eres, no supe qué responderle para defenderme, entonces le dije: Creo que estás desconfiando de mí, yo sabía que otra chica también me gustaba, pero no podía decírselo, me hubiese matado, él y yo mismo por perderla.

Aún tengo en mi mente, aquel jueves de enero, cuando M me escribió al correo: ¿Ya te sientes mejor? ¿Decidiste algo?, es que pensé que una tregua calmaría mis confusiones del corazón, creo que es mejor seguir como amigos, creo, no sé, le respondí. Nunca más contestó. Nunca más quise molestarla. Al día siguiente, A comentó una foto de las pocas que tengo en el ‘féisbuc’, nos hicimos amigos y desde aquella noche no paramos de hablar, nos peleamos como si estuviéramos, nos celamos, nos decimos ‘te quiero’, sentimos que es así, verdad. Desde hace seis meses que A me alegra los días, también los molesta, pero esos días son poquísimos y me gustan que existan. Desde hace dos cortas semanitas que L, sin conocerla aún, me fascina, me vuelve loco y ahora siempre digo: soy fuerte, nadie abusará de mí, sé defenderme solo. Soy fuerte. Río, río y mucho, cada madrugada de mierda cuando veo el circulito verde y un mensaje diciendo: Hola, ¿estás ahí?

2 comentarios:

Vanessa Uribe A. dijo...

Me encanto esta crónica.. Para mi muy obvia porque conozco a las iniciales :) de todas maneras me encanto tu crónica :D

Fabrizzio Velaochaga dijo...

hermana claro, conoces la iniciales, pero no todo lo que escribo es verdad , ja te lo dejo a tu criterio hermosa, besos.