miércoles, marzo 12, 2014

Métanse la alcaldía al poto (o Lourdes Flores Nano, patinando)



Tan sólo siendo bachiller de la Universidad del Pacífico en Economía, Pablo Secada ya tenía un muy buen puesto como Economista Senior del IPE (Instituto Peruano de Economía), enseñaba en su alma máter y se jactaba de saber tanto de economía que cualquier simple mortal pensaba que ya era titulado, doctor y tenía una maestría en las mejores universidades del planeta. Pero no, el pequeño Pablo no hace poco dejó de ser bachiller y lustró una maestría en Política Pública que le costó conseguir en la Universidad de Chicago en gringolandia, pero sin dejar de ganar la plata que quería y la ansiada fama tanto en la próspera economía peruana como en sus muecas politiqueras que bien sabía ejecutar dentro de la chompa.


Secada por ayuda de sabe que Dios, entró a trabajar siendo aún bachiller de Economía de la Pacífico a un muy buen cargo en el IPE. Muy buena mano el que lo colocó, el que le tuvo fe, pero igual el muchacho no desentonó, siguió ascendiendo agarrando tremenda confianza económica y aprendiendo desde ya las mañas en la política nacional. Profesor –ya con maestría en mano y no en vano– de la Pacífico, Consultor de la EIU (The Economist Intelligence Unit) y Regidor en la Municipalidad de Lima por el PPC (Partido Popular Cristiano). Y estuve revisando que tenía un blog en el cual publicaba temas de economía y política nacional, teniendo muy buenos comentarios y  muy buen puntaje entre sus lectores, apoyo incondicional al gran Pablo: Chicago y Macondo.


Hay quieren pensarán que este Pablo Secada es un genio (y quizás lo sea, como tantos que eran genios y no sé dónde están), que sabe tanto de números y estadísticas como de generar un buen gobierno, mantener en orden a una Lima Metropolitana en base a un estudio económico e ideales liberales, capitalistas e inversiones públicas y privadas my bien llevadas. Se consagra si lograra todo lo propuesto anteriormente. Se consagra y es un Dios, bien digo. Pero lo que tiene de genio lo destruyó y lo catapultó a la nada, al barrio, a la mierda. Sus títulos, sus galardones que gracias al compadrazgo mezclado con sus habilidades natas consiguió en los diferentes puestos que le encargaron, los hizo añicos al ganar el diploma del más cojudo por unas cuantas sandeces que lanzó contra una mujer policía y anteriormente, por severas palabras de su esposa, condenándolo por maltrato físico (aún no probado).


Su flamante precandidatura a la Alcaldía de Lima Metropolitana con la firma referencial  de la eterna Flores Nano, claro está, se fue a la reverenda mierda, se fue al poto de Lourdes por segunda vez consecutiva, digo.


Pero quizás en algo concordamos. Quizás también pienso igual que Secada sobre la Policía peruana y lo digo y lo publico porque es mi opinión y hay libertad para hacerlo, pero no le falto el respeto a nadie, menos a una mujer. Él lo hizo, fue un malcriado y despotricó contra ella. También apoyo cuando dijo que deberían de estar persiguiendo a los ladrones, asesinos y violadores, pero está perfecto, también sea quien sea, que regulen y sepan corregir a esos conductores que no tienen la licencia a la fecha y menos el permiso de lunas polarizadas, siempre adjunto a sus documentos, en el auto. Es por eso que el supuesto genio de Secada se convirtió en un animal, un energúmeno, un Hulk malísimo y horrible que sólo sabía escupir idiotez tras idiotez cuando se negó ir a la comisaría por una vía de tránsito y tomó otra que no conocía y se perdió y quiso limar asperezas en el camino pero la policía no cayó en el juego, se resintió y ella tomó al toro por las astas disfrutando del juego.


Ahora, como era de esperarse, Pablo Secada renunció a la precandidatura (aunque sigo creyendo que la mandó a la mismísima mierda). Pero por facebook. Sí, renunció por facebook. No lo hizo en público, no habló, no llamó a las cámaras de la tele. Lo hizo por la red social del momento. Quizás para evitar el miedo al griterío popular, a la llovizna de críticas del oficialismo, al vapuleo de la masa que aún creen en la gente del orden o peor aún, a la destrucción de todos –y me incluyo– hacia un patán que simplemente le habló feo a una mujer. Sea quien sea, fue una mujer. Pero que ahora, esta mujer se agarre de la policía y otros datos para hundirlo más, no lo entiendo. Un cargamontón no es debido, crear falsos testimonios, falsos golpes, falsas reacciones tampoco. O sea, tampoco tampoco ¿no? Se grabó, hay pruebas y ya está.


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