1
Ayer me quedé hablando por teléfono con Naty.
Hablamos como una hora y no nos dolió la oreja. Queríamos seguir hablando. Eran
las dos de la mañana y no nos importaba que mañana teníamos que despertarnos
temprano para ir a estudiar.
2
Renegando, me desperté a las seis, dije un ratito más y volví a cerrar los ojos.
Me volví a despertar a las siete y media y repetí las palabras mágicas. Me
cagaba de sueño, sentía que si me paraba, así, con toda la mala noche encima,
me iba a desmayar por ahí, o caminando, o en el carro, o en el instituto. No me
quería levantar así y decidí la tercera es
la vencida y me levanto bien. Desperté a las ocho y quince y el parcial de Marketing
lo veía en blanco y la T de tardón (como siempre) en el registro del pelado que
tengo como maestro.
3
Las clases terminan. Suena la maldita chicharra
y cada uno a su casa. Salimos a caminar por las calles de Miraflores. Renato
enciende un cigarrillo largo, raro, extranjero. Joaquín, en su patineta, hace
trucos y al bajar por una baranda, le sale mal el truco y cae golpeándose los
huevos y gritando como una gata en pleno chaca-chaca.
4
Llego a la casa. Tengo hambre. Tengo tanta
hambre que me comería un toro (dime copión). Tengo tanta hambre que me comería
a mi mismo (primero me baño, me baño como tres veces y me desinfecto). Juliana
tiene la cara de siempre y eso me molesta, me recuerda a lo de la mañana.
Juliana me sirve la comida de mala gana y lavas
tu platito cuando termines, me dice. Juliana se molesta conmigo por algo
que no he hecho. Me castiga y mi felicidad cae y la piso cada vez que camino de
un lado a otro gritando como Joaquín. Juliana es mi madre. Es mi madre pero
pareciera que no lo fuera.
5
Terminé de comer. Sé que tengo que lavar el
plato. Sé que estoy castigado. Sé que estoy castigado porque mi madre está
molesta y se la agarró conmigo. Sé que así es mi madre. Lavo el plato. Respiro
hondo, muy hondo. Un vaso con agua me tranquiliza. Me siento a escribir.
1 comentario:
ASÍ SON LAS MAMIS :)
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