Yo no quiero
saber porqué lo hiciste.
Yo no quiero,
contigo ni sin ti.
Lo que yo quiero,
muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí...
Y morirme contigo,
si te matas.
Y matarme contigo,
si te mueres.
Porque el amor
cuando no muere mata.
Porque amores que matan
nunca mueren.
Sabina y Páez
Ay, cuánto te extraño.
Tu pelo ensortijado acariciando mi cuello, cuando nos besábamos. Extraño tu
caminar apurado en plena calle, en un ambiente congestionado por el claxon y
risas estúpidas y miradas penetrantes. Ay, tu pelo, tus rulos negrísimos, tu
andas achorado. Extraño joderte en cada pisada, molestarte y abrazarte, decirte
que eras la única, que besos como los tuyos, jamás encontraré. Extraño tu
decires, mis decires coquetones. Tus ojos marrones, mis ojos enamorados.
He vuelto al Kennedy,
donde solíamos andar de la mano, caminando lentito. He extrañado caminar
lentito contigo. Sólo contigo. Riéndonos de los gatos que trepaban presurosos.
De los locos que iban a tomar fotos. De los automóviles último modelo que
queríamos tener. Y, ahora, recuerdo cuando estábamos sentados en una de las
tantas bancas del parque, y vimos pasar a un niño de la mano de su padre,
vestido de overol azul y un gorrito anticucho, era blanquito, tenías muchas
pecas y el cabello rubio… nos reímos, yo quiero tener un hijito así, me
dijiste; te miré, completamente enamorado y no te dije nada. Ese día, te amé
más que nunca.
Recuerdo tu fotografía,
nuestra fotografía frente a la playa. Tremendo beso que nos dimos. Estabas loca
por una foto con el fondo de la playa y las gaviotas. Ahí, ahí, quédate
tranquilo, me decías para capturar bien el momento. Estaba nervioso, sudaba
frío. Pero estaba contigo. ¿Y, por qué sudaba frío? ¿Por qué tantos nervios?
¿Por qué el amor te vuelve imbécil? ¿Por qué sigo siendo un imbécil para
escribirte?
Te recuerdo con los
ojos tristones y el corazón exaltado. Tu paciencia única. Tus gritos
enloquecidos. Tu risa contagiosa. Las recuerdo tocándome el pecho, sintiendo mi
latir desesperado, maldiciendo el momento en que te dejé ir, o te fuiste sin
decir nada, sin avisar, sin mencionar que huías. Pero, ya todo está hecho.
Habrá que llorar, y escribir. Escribir, y tratar de no volverte a recordar.
Bonsoir,
mademoiselle.
1 comentario:
inmensa deseperación
Publicar un comentario