Columna publicada en La Pichanga.
El torneo peruano es un
mazacote, ya lo dije antes. Se ganan puntos en mesa, se pierden play off por no
pagar deudas, bajas a mitad de torneo y no bajas si pesas en la mesa de la FPF.
Es así de simple, acá te regalan todo si tienes a un buen dirigente que sepa
moverse en las oficinas que comanda Burga. Sin miedo. Le dan premios a los que
no deberían darle, consiguen cupos a un campeonato internacional equipos que no
están preparados, y vuelven con la cabeza gacha, diciendo hay mucho por mejorar… una bomba y todo de nuevo ¿no?
Creo que el único
acierto que ha tenido Burga desde que está en mandato (para con el torneo, la
sele la dejo a un lado), es el campeonato de promoción y reservas. Muestra
nuevos talentos, chicos que quieren ganarse un puesto en el equipo principal.
Muy bien. Sigue así, que eso no borra lo catastrófico que es tu carrera en la FPF.
Sigue intentando, jugador.
Terminando el torneo
del año pasado, dije que si este año iba a ser lo mismo, no vería ningún
partido y bla bla bla. Recordemos que el año pasado se ganaban puntos en mesa
como quien no quiere la cosa, sólo era cuestión de sacar ticket, presentar un
reclamo a medio hacer, hablar fuerte, unas cuantas bromas, sonrisas, fotos, y
los puntos a tu favor. Ya está. Así era. El sábado ibas perdiendo el partido, pero
lo sacas a flote, lo ganas en la última jugada, y el martes ya no tienes los
tres puntos, se lo dieron al otro equipo, el perdedor, mala inscripción de un
jugador y perdiste en mesa, son cosas del fútbol, ¿qué, cómo, cuándo?… jugaste
en altura, viaje de ocho horas en bus, ¡qué
va!, los puntos ya no son tuyos, compadre, a llorar al río. Así era. Y dije ya
no más.
Este año empezó bien,
creo. No deudas. No planillas. No puntos
en mesa. Administraciones temporales y toda la chanfaina. Los clubes querían
estar limpios. Paso a paso. Los grandes estaban al punto del suicidio: llegó un
Solano que levantó a uno, y una Cuba que no sé qué hizo. Pero ahí estaban,
dándole al torneo, con jóvenes enrazados que sudaban la camiseta para mostrarse
y para que las hinchadas coreen sus nombres con furor, de repente ellos también
estuvieron cantando como locos y ahora juegan en el verde por los tres puntos.
Pero, tuvo que ocurrir. Mala inscripción de un jugador. ¿Cobresol? Perderá todos sus partidos por WO y
que no se diga más, en mesa un chistecito y de frente a segunda, que es otra
lágrima ese. Empiezan las liguillas y un sorteo separa a los compadres que
necesitan de taquilla. Ya no hay taquilla. ¿Emoción? Pues somos hinchas, y en
las buenas y malas, ¿no?
Solteros y casados. Las
benditas liguillas y los ganadores a los play off. ¿También liguillas en los
play off? Alianza gana en reservas por
apelación de Pedrito Palotes y bla bla bla… Hasta eso hemos llegado. Se
ganan puntos en mesa de cualquier forma, hasta en el único acierto de nuestro
presi Burga. Los equipos peruanos en la Sudamericana, de altura no tuvieron
nada, Ayacucho y Huánuco no fueron las plazas que dan miedo en el torneo, que vas,
te cansas y a los balonazos te meten en tu arco. No pues. No hay peso. Aquí
todo se quiere hacer a la loca. De-tin-ma-rín-de-no-pin-güé…
Es así. Mejor no digo
más, y que sigan matándose en esta locura nacional. ¿Burguita, ya estás en
Lima? Llama ahora, llama ya.
Pitazo del árbitro.
Final del encuentro.
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