martes, septiembre 11, 2012

DULCE SEÑORITO

Se fue sin decir adiós,
sin un grito ni un lamento,
creo que iba contento...

Tam Tam Go

Él, pertenece a las más altas esferas de la escritura urbe limeña. Sir, magnífico.  Va  a pie y le apesta todo. El claxon de las crazy combis le aturden la cabecita loca, me revientan los tímpanos, piensa, y le empieza a doler la mollera, hace un stop repentino y, desconsolado, se derrumba en una banca del parque del centenar de felinos.

Juega a ser bi, chilla como la chilindrina y saca el varón que no tiene cuando las papas queman. Abre sus alas mariposa para volar por senderos desconocidos, de la mano de su hermosa compañera, miss y lady y madamme. Ella le aguanta sus caprichos, sus deseos y engreimientos. Lo protege de la intemperie malvada que lo quiere corromper y hacer añicos, que le quiere destruir su acelerada carrera de escritor. Que le quieren robar sus textos publicados en la web, porque el muchacho escribe en el extranjero y tiene un futuro prometedor.

Escribe desde muy chico, desde que se dio cuenta que le gustaban tanto las mujeres como los hombres. Escribe sobre esos besos dulces que llegaron a su cuerpo blanquiñoso y que con el tiempo se convirtieron en ácidos ósculos que reniega  al recordar. Reniega de los machos que pasaron y dejaron huella. Reniega por las huellas. Por los machos. Por lo que nunca pasó. Reniega y reniega, y chilla como top model posando para la portada SoHo.

Camina por la sombra y los piropos callejeros le hacen abrir las alas multicolores. Sonríe la muy puta, o el muy cabrón. Sonríe pero se siente hombre y sigue caminando con la cabeza gacha, ajustando el culo y pisando fuerte, pisando fuerte. Las mujeres más bellas lo conocen, saben de qué pie cojea, qué le gusta y qué detesta. No le dicen nada, es uno de los suyos pero con otra pinta, con voz más ronca, con pelo corto y actitudes alborotadas. Las que no lo conocen, le silban, lo miran, él las detesta, las mira, les sonríe, juguetea con su mirada cabrona y ellas carcajean en grupo, cuchichean. Dicen que escribe, comentan las muchachas, paran el culo e inflan las tetas. Él, aguanta el grito chavón dentro suyo, les mienten, sonrisitas y parada de macho.


Se envalentona cuando la sonrisa no lo acompaña y el jugueteo fácil se vuelve tosco e insípido. Le hierve la sangre cuando pisa débil, estando él, el más lindo de la facultad, el de los ojos azul y pelo castaño, largo, lacio hasta los hombros. Frunce el ceño cuando tiene que decir las cosas crudas: respira, duda y escupe, lento y pausado. Habla fuerte, pero el aire se le escapa. No puede, se achica, pinki promise, querida. El más lindo de la facultad lo conoce, el más lindo también es linda, lo coge fuerte del brazo, tú no me engañas, le dice, y lo sujeta como novio recontra templado. El vale todo empieza con una guiñada maricona, que cómo estás, qué onda, y caminan a paso de procesión por los lares más pipilisnáis de la Lima coquetona. Él está bien happy con el sueño cumplido. Se le hizo a la maricona. El sol apremia. Caminan por la sombra y hablan de los muchachos del Golden Gym. Escribiré una crónica del día, le dice, contemplando sus ojos azules que brillan por los rayos del gringo imponente, mientras le mira el bulto a esos tíos de saco y corbata que salen de un conocido casino en plena Larco.

1 comentario:

Sebastian Rey Rey dijo...

Creer que hablando de nosotros, y digo nosotros porque sé que hablas de Isaac y yo, subiras tus points. Estás bien equivocado. Esperá que te paremos bola.